1 jun 2021

#CUBA - #DAIQUIRÌ, #sabroso y #sensual #còctel

El primer capítulo de la historia del Daiquirí, sabroso y sensual cóctel, 
fue escrito en medio del mágico encuentro de dos mundos diferentes, 
cuando los embajadores del placer intercambiaron la transparencia 
de las volutas del tabaco por el ardiente dulce de la caña de azúcar 
y por supuesto, su hijo predilecto, el ron, 
el verdadero ciclón del Caribe.

En el año 1896, en las inmediaciones de Santiago de Cuba, 
en la Zona Daiquirí, 
existía una mina de hierro donde trabajaba un ingeniero estadounidense, 
llamado Jennings Cox, conocido por ser el padre del cóctel Daiquiri: 
una vez que se acababa la ginebra, 
el ron era la bebida que se encontraba con facilidad en la zona 
y así un día el ingeniero Cox, 
cuando un capitán del Ejército Libertador visitaba al gerente, 
en sus minas, luego de largas caminatas y charlas, 
coincidieron en la urgencia de un trago frío, 
revolviendo y agitando lo que tenían cerca, 
ron con un poco de zumo de limón de la zona y un poco de azúcar, 
para que la bebida no fuera tan fuerte, creando así un sour de ron.


En principio este cóctel no tenía un nombre propio. 
Fue un ingeniero italiano, Giacomo Pagliuchi, 
colega de Cox, quien lo bautizó con el nombre de “daiquiri”, 
en honor a las minas donde trabajaba su amigo.
Ellos mismos lo trasladaron al bar del desaparecido Hotel Venus, 
en Santiago de Cuba, conocido como Bar Americano, 
y allí se lo comentaron al cantinero, 
quien inmediatamente comenzó a preparar el Daiquiri para los presentes.




Esta bebida obtendría la fama internacional algunos años después, 
en 1909, cuando el almirante Lucius W. Johnson, 
quien había probado la bebida en Cuba, la llevó al Club del Ejército 
y de la Marina en la ciudad de Washington.
El cóctel era popular en Santiago de Cuba y de allí 
Emilio González (Maragato), cantinero de origen español que trabajaba 
en el hotel Florida en la Habana Vieja, en una visita que realizó, 
lo trasladó a La Habana; 
éste lo popularizó y a su vez se lo dio a conocer a 
su amigo Constantino Ribalaigua (Constance), 
que para entonces era el propietario del Floridita, 
quien se entusiasmó y comenzó a trasformar 
el cóctel, 
creando varias combinaciones hasta que finalmente
 sale el Daiquirí Frappé.

A principios del siglo XIX, existía un bodegón típico de esa época donde se servían bebidas tradicionales y que tuvo siempre una gran aceptación, debido en parte a su estratégica ubicación cercana a la Plaza de Albear en la zona conocida como La Habana Vieja, conocido como La Piña de Plata.

Quienes acudían al Bar Florida, posterior El Floridita, solicitaban frecuentemente que Constante les preparara un daiquirí, dándole nombre propio a ese cóctel que tuvo cada vez más aceptación y prestigio. Al Floridita se le conoce como “la cuna del daiquirí”, por ser el lugar donde se creó este cóctel combinando en una receta específica los ingredientes primitivos.

Un visitante ilustre, Ernest Hemingway (1889-1961), fue uno de los clientes habituales del establecimiento, hace mención del cóctel daiquirí en alguna de sus novelas, donde dice que era asiduo del bar llamado La Floridita, que abrió en 1817 con el nombre de La Piña de Plata, donde mojaba sus letras con este colorido cóctel.


Fuente: Moni Jovel, La Habana, Cuba