Gallo de la Madrugada
Olinda,
pequeña vecina colonial, atrae con su patrimonio histórico, y Porto
de Galinhas completa con sus playas un tentador combo.
Pernambucanos:
"Acá
tenemos dos estacines: el verano y la estación del tren".
Con
un clima típicamente tropical,
la gran capital Recife,
la pintoresca Olinda y las playas de Porto Galinhas,
la pintoresca Olinda y las playas de Porto Galinhas,
en
el estado de Pernambuco, nordeste de Brasil, no escapan del
imaginario que muchos construyen sobre el país vecino, con buenas
dosis de calor, sol y playas de arena blanca,
y también una rica
historia
...
Fundada
en 1537, Recife, ciudad de 5 millones de habitantes,
es una
de las doce sedes del próximo Mundial de
fútbol.
En
su flamante estadio, Arena Pernambuco, jugarán en la primera ronda
Italia, Alemania, México, Costa de Marfil, Japón y Costa Rica.
La
capital es llamada la Venecia brasileña porque la cruzan seis ríos,
la enmarcan más de 200 canales y la unen 45 puentes. Una vista en
catamarán puede engañar al turista y creerse que
está en un rincón de Amsterdam.
está en un rincón de Amsterdam.
Si
no fuera porque aparecen modernas construcciones entreveradas con las
viejas edificaciones de estilo europeo, el efecto sería
sorprendente.
Recife
pasó de ser una de las ciudades con mayor índice de violencia y
criminalidad en Brasil a una de las más seguras.
Desde
2007, el estado de Pernambuco puso en marcha el programa Pacto
por la vida ,
que consiguió bajar la tasa de homicidios en un 33% en todo el
Estado y en un 50% en Recife.
Esta
iniciativa fue premiada por la ONU. Por eso caminar por la metrópolis
no ofrece mayores riesgos, más allá de los recaudos propios de toda
gran ciudad.
El
epicentro turístico está en el pequeño archipiélago
que conforman tres islas:
que conforman tres islas:
Barrio de Recife, San Antonio y Buena Vista.
Aquella
fama de la Venecia brasileña o la Amsterdam brasileña, la ciudad se
la ganó principalmente en este territorio, gracias a la arquitectura
holandesa (herencia del breve pero significativo período de
dominación holandesa, entre 1630 y 1654), y al sello que le dio el
conde Mauricio de Nassau.
Recife,
que significa arrecife en portugués, debe su nombre justamente a los
extensos arrecifes frente a sus costas.
Pero
en tierra también cuenta con un interesante patrimonio.
Capilla
Dorada. Es la construcción más antigua del Barrio de San
Antonio. Queda en el convento franciscano y deslumbra por el
predominio del tallado cubierto en oro.
La
primera sinagoga de América. Marco Zero, en el Barrio de
Recife o Recife Antiguo, es el punto donde se fundó la ciudad.
Enfrente
está el emblema de Recife: la Torre de Cristal, del artista
Francisco Brennand.
A
100 metros de Marco Zero se puede caminar por la Rua de Bom Jesus o
Rua de los Judíos.
En
una cuadra se cruzará con el Museo de Muñecos Gigantes y la
sinagoga Kahal Zur Israel, la primera de América. Fue creada en el
siglo XVII, cuando los holandeses habían decretado libertad de
culto. Los primeros judíos de América se instalaron allí. Luego,
por la Inquisición, debieron emigrar a Nueva York.
En
la esquina, el visitante se cruzará con la Plaza de Arsenal y la
Torre Malakoff, un antiguo observatorio astronómico con
reminiscencias de la arquitectura árabe.
Museo
del Frevo. El frevo es el ritmo del Carnaval y se suele
bailar con característicos paraguas, tiempo atrás utilizados por
los bailarines... para defenderse de la policía. Su historia,
símbolo de luchas sociales pernambucanas, se puede apreciar en este
espacio que está en Recife Antiguo, y donde también se enseña a
bailarlo.
Plaza
de la República y el árbol de El Principito. Cruzando
de Recife Antiguo a la isla San Antonio está la Plaza de la
República, frente a la cual se encuentran el histórico Teatro Santa
Isabel, el Palacio de Gobierno y el Palacio de Justicia.
Además,
en el parque hay un ejemplar de baobab de 300 años, en el que
Saint-Exupéry se habría inspirado para escribir El
Principito , cuando visitó Recife.
Museo
Francisco Brennand. Es el lugar donde el Gaudí de Recife,
Francisco Brennand, de 86 años, convirtió una fábrica de ladrillos
y tejas en un gran atalier.
Hay
más de 3000 esculturas, que muchos consideran fálicas y polémicas,
y más de 300 pinturas.
Instituto
Ricardo Brennand. El primo de Francisco, Ricardo, construyó
una réplica de un castillo medieval en un fabuloso parque, con
grandes fuentes y cuidados jardines. Allí, este coleccionista, que
hizo traer las piezas en contenedores desde Europa, alberga más de
6500 piezas de la Edad Media.
Mercado
de San José. Para quienes gusten de las artesanías y los
mercados típicos, el Mercado San José, en la isla San Antonio, es
un lugar ideal.
Boa
Viagem. Es el paseo costero por excelencia. Allí, además,
se encontrará la mayor oferta gastronómica de la metrópolis. La
noche cobra vida en esta barrio, donde también hay buenos bares y
discotecas.
Ríos
y canales. Ya sea con la luna llena o con la puesta del sol,
este paseo es sencillamente imperdible. La embarcación recorre las
tres islas sobre las que se ubican los edificios más pintorescos.
En
bicicleta. Pedalear puede ser también una buena manera de
recorrer los puntos turísticos más emblemáticos.
www.ciclofaixarecife.com.br
LA PLAYA CAMPEONA
Porto
de Galinhas fue elegida once veces consecutivas como la mejor playa
de Brasil.
Quizá
por el arrecife que se extiende a lo largo de sus 16 kilómetros de
costa, un cinturón marino que le brinda una biodiversidad
extraordinaria y aguas entre cristalinas y turquesas.
A
unos 60 kilómetros de Recife, aquí todo es goce.
Se puede hacer
snorkel o buceo en sus piscinas naturales que inundan los corales,
a
tan sólo unos metros de la costa.
La variedad y la paleta cromática
de los peces son fascinantes.
La
historia de su nombre está íntimamente ligada con
la historia de Brasil.
la historia de Brasil.
Cuando
la esclavitud estaba prohibida,
el comercio clandestino igual subsistía.
el comercio clandestino igual subsistía.
"Ahí
llegan las gallinas", gritaban desde la costa, cada vez que se
aproximaban embarcaciones supuestamente cargadas con plumíferos
portugueses, pero que en sus bodegas escondían esclavos.
En
la actualidad, las gallinas cobraron otro sentido y, lejos de su
pasado sombrío,
asoman alegres.
Sus
esculturas están dispersas en toda la villa turística.
El
artista Carcará fue uno de los principales responsables de este
cambio, cuando hace 17 años se instaló en Porto de Galinhas y
empezó a crearlas. Trabaja con material reciclado y, como le explicó
a LA NACION, su intención fue "convertir un símbolo triste en
uno alegre".
Gracias
a una tarea social que emprendió con chicos que vagaban por las
calles del pueblo, Carcará les enseñó a hacer sus propias
artesanías y las gallinas inundaron el paisaje.
El
artista afirma que no verifica la calidad de las mismas, que sus
discípulos ya se emanciparon y que ellos mismos ya tienen sus
propios alumnos.
El
80% de los turistas de Porto es brasileño. Entre los extranjeros,
los argentinos predominan.
Hay
opciones de hotelería desde lujosos hoteles cinco estrellas hasta
simples posadas. Todo está dispuesto para el turista, en
instalaciones generosas y playas tranquilas.
Y
con una particularidad extendida a otros balnearios de Pernambuco:
accesos a la playa para aquellos con movilidad reducida.
OLINDA: CASCO HISTÓRICO DE POSTAL Y CARNAVAL LEGENDARIO
Fue
la capital de Pernambuco, la más antigua del país.
Cuentan
que fue justamente en territorio pernambucano donde los españoles
descubrieron Brasil, en enero de 1500, por Vicente Yáñez Pinzón,
quien llegó con Colón en 1492
y era capitán de La Pinta.
Tres
meses después, los portugueses llegaron. Por el Tratado de
Tordesillas, en la división de territorios, Brasil quedó para
Portugal.
Narra
la leyenda que cuando los portugueses ascendieron a una de las siete
colinas (no es una propiedad exclusiva de Roma), y admiraron la vista
excepcional de vegetación y mar, lanzaron la frase:
Oh, linda situación para construir una villa.
Oh, linda situación para construir una villa.
Y
así nació Olinda, que estaba habitada por indígenas.
Poco
a poco, las familias fueron amasando sus fortunas con ingenios
azucareros potenciados por la fuerza de trabajo esclava.
Allí
reside la explicación de la enorme cantidad de iglesias en Olinda.
Cada
familia construía la suya. Y así es como perdiéndose por la villa,
que sin duda es la mejor manera de recorrer el centro histórico,
habrá de encontrarse el visitante con un templo
a cada cuadra.
Al
menos 20. Por ejemplo, el viejo convento de San Francisco (el primero
de Brasil, fundado en 1575) en la calle homónima, o la gran vista
del patio trasero de la iglesia de San Salvador del Mundo (Igreja Da
Sé), en una de las colinas de la ciudad. El monasterio de San
Benito, donde los domingos ofrecen conciertos de canto gregoriano, o
el Convento Carmelitas, son otros de los templos con los que uno se
sorprende en un derrotero que regala paz,
belleza e historia por
igual.
Pero
Olinda, además, es mundialmente conocida por tener uno de los
carnavales más célebres de Brasil. Con sus muñecos gigantes, su
esquina soñada de Los cuatro vientos, donde todas las escolhas se
juntan para cantar y bailar.
No
hay sambódromo ni teatro. El Carnaval está en las calles y el
público es a su vez actor de un acontecimiento que dura días, y la
inhibición y la libertad son los únicos dueños de las empedradas
calles del centro histórico.
calles del centro histórico.
El
frevo y el maracatu son dos ritmos típicos pernambucanos, y que no
dejan de sonar y de bailarse durante el Carnaval. Con su incansable
andar, el visitante podrá perderse entre las casas que cambian de
color como quien alterna notas precisas para constituir una melodía
repleta de armonía y vida.
Aquí
también se esconde otra historia: en la vieja Olinda, las
edificaciones tenían un color distinto para que sean identificadas,
dado que no estaban numeradas.
Entonces se encontraba una vivienda
por su fachada y la cercanía a
algunas de las tantas iglesias.
En
Internet.www.recifeguide.com
Gallo
de la Madrugada, Historia