Por razones de seguridad, solo se abren al público unos 3,5 km, suficientes para hacerse una buena idea. Reciben cerca del millón de visitantes al año.
Las esculturas religiosas son la principal atracción en línea con la cultura cristiana. Aquí, Jesús muestra sus llagas al incrédulo Tomás.
Otra escultura notable es la Última Cena. El minucioso trabajo nos plantea: ¿Eran conscientes de su fama futura? De hecho, incluso durante el apogeo de la mina, en el s. XIX, vieron su labor reconocida, ya que la elite de intelectuales europeos pasó por ella, como demuestra la larga lista de nombres en el registro de visitantes.