Surgió un problema a la hora de construir la catedral de Burgos, radicaba en el hecho de que el lugar elegido para la construcción de una nueva escalera, se encuentra en la misma falda de un cerro, por lo cual existe un gran desnivel entre la ladera norte y la ladera sur, esta más baja. Debido a esto, entre la planta de la catedral y la puerta norte, Puerta de Coronería, existe un gran desnivel.
En 1519, se mandó construir una nueva escalera para sustituir la derribada tres años antes, de factura románica. Fue Diego de Siloe el encargado del proyecto.
Para salvar este gran desnivel entre la puerta y la planta, y al mismo tiempo no tener que alargarla en demasía hacia el interior de la catedral, adoptó la gran solución de hacerla en tramos.
La escalera comunica la puerta de la Coronería con la catedral, salvando con mucha originalidad un desnivel de casi ocho metros. En unos 1,5 metros consigue articular la escalera. Es una escalera de doble tiro, pegada a la pared con peldaños estrechos. Usa una serie de recursos ópticos para engañar al espectador
De espectacular practica e ingeniosa se califica esta escalera renacentista, sobre todo después de su reciente restauración.
Actualmente la puerta de la Coronería está permanentemente cerrada y la escalera ha perdido su uso para el tránsito público. Sólo se utiliza para instalar en ella la custodia con el Santísimo Sacramento en Semana Santa (Jueves y Viernes Santo).
Justo frente a la puerta de la Coronería se encuentran dos medallones resaltados,
que son San Pedro y San Pablo.
Puerta de la Coronería por el exterior.
Está esculpida con una gran riqueza iconográfica, motivos vegetales, animales fantásticos, esfinges, bichas y otros animales que se distribuyen a lo largo de los muros y arcos de la escalera.
La escalera, fue terminada y rematada con una baranda de hierro sobredorado de gran belleza, obra del maestre francés Hilario en 1526.
La obra de Diego de Siloé está inspirada en el renacimiento italiano, tiene su antecedente en la escalera de la Biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel está esculpida de una gran riqueza iconográfica.
Se inicia con un primer tramo central de escalones que terminan en meseta semicircular; de aquí parten, a derecha e izquierda, sendos ramales divergentes, e inmediatamente ascienden otros dos tramos, ahora convergentes, que confluyen en una meseta final, volada hacia el interior sobre una base poligonal, delante ya de la Coronería. El espacio que queda bajo los dos primeros ramales ascendentes se aprovechó para abrir unos arcosolios, y al fondo de la primera meseta central, se practicó otro gran arco muy profundo, rematado por entablamento,
a modo de arco triunfal.
Como última curiosidad, decir que el arquitecto Charles Garnier se inspiró en la Escalera Dorada como modelo para la escalera que se construyó en la Ópera de Paris.
Escalera de la Opera de París diseñada por Garnier